Las "cabañas" estĂĄn lejos del centro. El acceso es una cuesta empinada de terracerĂa. EstĂĄ junto a una granja con cerdos y chivos o borregos, por lo que siempre hay peste y ruido de los animales. Los calentadores no sirven y en mi caso tampoco servĂa la regadera, por lo que simplemente le quitaron el cabezal a la regadera para que me pudiera bañar con un chorro de agua frĂa. Los techos son muy delgados, parece que uno estuviera a la intemperie, calor en la tarde, frĂo en la noche. Las cortinas del cuarto super delgadas, deberĂan de poner persianas para que no se despierte uno con el primer rayo del sol, pusieron unas telas negras para que yo pudiera dormir mejor. El jardinero, cuidador, todĂłlogo, cada vez que yo me quejaba me peleaba y cuando me comunicaba por telĂ©fono con su jefe, el jefe le aventaba la pelota al cuidador y no me resolvĂan nada.