El hotel es bonito y su localizaciĂłn es muy chula, ya que se encuentra en una loma vistas a la manga del mar menos, rodeado de naturaleza.
El precio es excesivo para los servicios que ofrecen; solo hay gel en el baño y te dejan 2 rollos de papel higiĂ©nico por estancia, horario de piscina reducido, al igual que restauraciĂłn y recepciĂłn, en el bar de la piscina solo ofrecen bebidas, frutos secos y aceitunas, nada tipo snack, pero sobre todo la limpieza profunda brillaba por su ausencia como moho en las puertas dentro de la habitaciĂłn, pomos oxidados y que ademĂĄs no hay limpieza diaria ni reposiciĂłn de papel higiĂ©nico si tu estancia no es superior a 7 dĂas.
Honestamente nosotras estuvimos muy bien porque es muy tranquilo, cenamos fenomenal en Leña & Kabón (ojo: hay que reservar porque el aforo es muy limitado) y estuvimos a gusto, aunque nos pareció que pagamos demasiado por un resort que en realidad ya no lo es. Seguro que antes del COVID fue un sitio maravilloso y cuidado, pero ahora estå muy descuidado, con poco personal y sin buen funcionamiento, como el spa, que existe el edificio pero estå cerrado.
QuizĂĄs estĂĄ en proceso de puesta a punto pero entonces se tendrĂan que bajar los precios.