Kuka & Milpa nos encantó. Desde que entras por el portón y ves lo que hay detrás... ya sabes que estás en un lugar especial. Todo está lleno de vegetación, detalles rústicos y una vibra súper tranquila. La temática del campo le da un toque muy bonito, todo se siente muy auténtico.
Lo que más nos gustó fue esa sensación de estar en casa. Desayunar ahí, en la cocina, viendo cómo preparaban todo con calma… fue lo máximo. Todo se sentía fresco y hecho al momento. Probamos el avocado toast (delicioso) y la mermelada casera que nos encantó.
La habitación estaba impecable, con un olor súper rico, muy cómoda para descansar después de un día de caminar.
Y Antonio fue un tipazo. Siempre atento, amable y con una energía súper buena. Se nota que le pone corazón a lo que hace.
La alberca entre la vegetación fue otro gran plus. Ideal para relajarse y olvidarse del mundo un rato.
Si estás buscando un lugar con alma, donde se nota el cariño en cada detalle, este es el lugar.